lunes, 12 de marzo de 2018

LAS DIETAS Y EL EFECTO REBOTE




Dentro de la población de personas aparentemente sanas es muy común encontrar individuos los cuales consideran que algunos alimentos no son una forma de obtener energía sino por el contrario un enemigo acérrimo que los hace subir de peso; generalmente eligen dietas estrictas que limitan la ingesta de alimentos para lograr mantener un peso determinado. No es solamente una forma de pensar poco saludable sino una práctica que altera el equilibrio del medio interno. La OMS afirma que la deficiencia de micronutrientes, vitaminas y minerales importantes que se restringen con la dieta, pueden resultar perjudicial para la salud y el desarrollo del sujeto.



¿Realmente existen alimentos buenos y malos?

Naturalmente hoy en día las personas clasifican los alimentos como buenos y malos, cuando en verdad como menciona la Nutricionista Deportiva Nancy Clark los únicos alimentos malos son los estropeados o los que producen algún tipo de alergia (2010.p.33). Actualmente existen millones de dietas muy prometedoras con resultados excepcionales en corto tiempo, promesas que motivan porcentajes altos de la población a seguir regímenes inapropiados, sin saber realmente sobre sus requerimientos energéticos en relación con sus características individuales, “la composición exacta de una alimentación saludable, equilibrada y variada depende de las necesidades de cada persona (por ejemplo, de su edad, sexo, hábitos de vida, ejercicio físico), el contexto cultural, los alimentos disponibles localmente y los hábitos alimentarios.”(OMS,2015). Es necesario recalcar que el excluir alimentos, no es adecuado, “todos pueden formar parte de un plan dietético” siempre y cuando sea “(…) equilibrado” (Clark, Nancy. p.33).


Preocupaciones excesivas por la imagen corporal establecidas por la cultura y los medios de comunicación, afectan tanto a hombres como mujeres, sin embargo recaen principalmente en las mujeres, quienes manifiestan una baja autoestima, un cuerpo percibido con exceso de peso y una meta de perfeccionamiento corporal, factores habituales para elegir dietas de inanición como mecanismo para controlar el peso, dejando a un lado el hecho de que “el organismo necesita micronutrientes para producir enzimas, hormonas y otras sustancias esenciales para un crecimiento y desarrollo adecuado.”(OMS,2017), evitando así la malnutrición y la adquisición de enfermedades propias de una alimentación poco saludable.


“Cuando pasar hambre se convierte en una norma”(Clark.2010.p.315), el cuerpo da una respuesta  metabólica denominada a la inanición,  el enorme déficit de componentes nutricionales respecto a la tasa metabólica basal, hace  que el organismo llegue a  identificar este hecho como una situación límite y se prepare para la supervivencia, disminuyendo los requerimientos energéticos y haciendo uso de las reservas alternativas de producción de energía, como los son “el glucógeno, la cual se consume en menos de 24 horas, los ácidos grasos, cetonas y glicerol” (Delgado y Diaz.p.122) para llevar a cabo las funciones vitales y mantener el equilibrio interno. Una dieta de inanición es clasificada por la Organización mundial de la salud OMS, como aquella que contiene en promedio menos de 2100 calorías por día para el hombre y 1600 para la mujer, es decir, un contenido muy bajo para satisfacer las necesidades nutricionales requeridas por el organismo diariamente, por lo que al ingerir alimentos nuevamente al finalizar la dieta, llevara al individuo al denominado “efecto rebote”.  



¿Pero, qué es el efecto rebote?

El efecto rebote, “consiste en recuperar el peso perdido al adaptarse el metabolismo individual a la nueva entrada de nutrientes”. (Dres. Pamplona, portero, Serrato y Lorenzo, 2011) es decir, culminada la dieta, el sujeto retoma su alimentación cotidiana, sin percatarse de que su organismo adquirió un nuevo metabolismo basal mínimo, sus procesos de degradación ahora son más lentos, lo que hará que, el contenido nutricional adicional se almacenará rápidamente como grasa a partir de las células especializadas denominadas, adipocitos; por lo que naturalmente subirá de peso considerablemente.  Es por tal razón que muchas dietas adquiridas fracasan. Se cree que en cuanto menos se consuman alimentos, más se pierde peso, sin embargo, en la práctica no funciona, por el contrario, a la hora de ingerir alimentos habrá un exceso por la sensación natural de hambre que proporciona el cuerpo, haciendo que ingiera alimentos más de lo normal. Si la dieta es exitosa se vuelve habito de vida, implicando consecuencias negativas en la salud y calidad de vida del sujeto.  

Los efectos agresivos de las dietas cuando se vuelven un hábito alimenticio son bastante complejos, con mucha frecuencia mujeres atraviesan por irregularidades del ciclo menstrual, su densidad mineral ósea se reduce dando como resultado fracturas frecuentes y patologías de gran magnitud como lo es la osteoporosis, así como, problemas cardiovasculares debido a la ingesta insuficiente de componentes nutricionales. Es claro que las dietas insalubres están entre los principales factores de riesgo para la salud en todo el mundo. (OMS,2015). Recordemos que la composición de una alimentación saludable encuentra su equilibrio en la variedad. “Pocas personas saben apreciar totalmente el poder de la comida en la prevención y tratamiento de las enfermedades propias de la inactividad y la inadecuada alimentación.” (Clark Nancy, p.33).  Debemos buscar soluciones saludables, “hacer dieta solo es una forma incorrecta de perder peso” (Clark,2010) si para configurarla no la relacionamos con la característica individual respecto a la edad, el género, los hábitos de vida, los recursos económicos y el contexto sociocultural.



La tasa metabólica basal. ¡Excelente aliado a la hora de elegir nuestro componentes nutricionales!

Es cierto que contar calorías y pesar alimentos es bastante molesto, sin embargo, es una buena forma de empezar a aprender a comer de forma inteligente, el determinar la necesidad de energía es un componente básico a la hora de crear un plan de nutrición, pues el balance entre el consumo y el gasto energético tiene grandes implicaciones para la salud. Actualmente para estimar la tasa metabólica basal TMB, la OMS y FAO, así como varios autores ofrecen ecuaciones, que dan como resultado el requerimiento energético diario mínimo en relación con el factor de actividad cotidiana del sujeto. Ahora que conoce un método practico con bases científicas es hora de consultarlo y dejar de viajar por infinidad de dietas y, consumir lo que realmente necesita, recordando siempre que los principios básicos de una alimentación saludable son siempre los mismos. ¡Cuando comer, Que comer y Porque comer! 

Texto elaborado por: Vanessa Linares Morales

Referencias 

  • Clark, Nancy. La guía de nutrición deportiva de Nancy Clark. El mejor libro de nutrición para la gente activa. (2010). Badalona España. Editorial Paidotribo.
  • Delgado, L. Diaz, J. Fundamentos de nutrición parenteral. (2005). Bogotá. Editorial Medica Internacional Ltda.
  • Dres. Pamplona, Portero, Serrano, Lorenzo. (2011). Nutrigenómica y Nutrigenética: Hacia la nutrición personalizada. Librooks Barcelona S.L.L. 
  • Onzari, Marcia. Fundamentos de nutrición en el deporte. (2004). Editorial el Ateneo.
  • Vargas, M. Lancheros, L. Barrera, M. Gasto energético en reposo y composición corporal en adultos. (2011). Rev. Fac. Med., Volumen 59, Número 1, p. 43-58.


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